Estas ahí sentada tan callada a una distancia mínima de mis brazos y sin tocarte te miro y me callo, te contemplo, te observo y te atrapo.
Y sin decir una sola palabra escucho el silencio que presencia nuestra soledad, puedo sentir los latidos de tu corazón y como el aliento fresco que respiras se aproxima a mi lado, lo exhalo y ambos suspiramos. Descubro el significado del silencio y como el clímax es totalmente realizado; es solo el comienzo de la larga despedida que es la agonía de no tenerte, entonces mi corazón se embarga, pero solo de pensar en el momento me llena de satisfacción, luego descubro que te amo y que el silencio es el consejero de mis noches de desvelo; porque es así como disuades mis pensamientos.
Entonces seguimos en el juego donde nuestros mediadores el tiempo, la soledad y el silencio evalúan nuestras intenciones, llego a la conclusión mas clara de mi vida, la determinación del yo revelado ante tu persona.
Hablas en tu silencio, que casi puedo descifrar lo que dices, ¿me quieres? lo gritas; estas tan asustada que tienes miedo que te engañen, que jueguen contigo, no quieres entregarte por que temes sufrir, y te comprendo, entonces no puedo consolarte, sufro por tu silencio.
No tengo una palabra exacta para expresarte la tiranía de los hombres, pero en mi caso es diferente y solo mirarte te respondo ¿lo dudas? sin proferir un solo, un leve acento.
Te amo con todo mi corazón y es todo lo que tengo por decirte con un amor tan intrínseco que si no te dijera que te amo lo sabrías escuchando su latido; es por eso que mi silencio junto al tuyo te dice lo que pienso “jamás sabremos si amamos si a quien amamos dejamos escapar”.
Eres mi única esperanza, mi ilusión más grande tenerte a ti como mi amada, porque te quiero no para dar espectáculo, ni tener un acercamiento sexual, sino porque amo lo que llevas dentro. Pero como vez aquí estoy yo, no se lo que piensas, solo estoy sentado esperando tu respuesta, no tengo miedo porque he dejado intacta, prendada mi ilusión en tus manos porque mis tiempos están en tus brazos.
Has cambiado mi vida en forma radical, he visto en el brillo de tus ojos como del cristal, no te puedo jurar por mi santa madre, ni por DIOS que fue el creador de tu divina presencia, ni por el cielo, ni las estrellas o la inmensa Luna que cubre el manto de la noche y baña los lejanos valles y llega su corola en las noches frías a los copos florecientes de los árboles que te amo, porque no quiero que mi amor resulte tan cambiable, o tildes de liviana mi conducta al considerar perjuras mis promesas, solamente quiero jurar por tu santo nombre que es el dios de mi idolatría y que el intercambio de mis votos de amor queden sellados en nuestros corazones.
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